Fue un completo asesinato. Había tanta sangre que nos pasamos 4 noches y pico cambiando las sábanas. Era 31 de enero. Y todo había terminado en el mismo punto en el que había empezado. En nada. Nada nació. Nada apenas creció. Con nada se reprodujo. Y finalmente murió. Como mueren las cosas inertes. Hoy es 1 de enero. Y ya nadie llora ni queda sangre.
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