martes, diciembre 25, 2012

Sopa de pescado

Las lágrimas llenas de piedras
como aquella enfermedad del corazón.
La tensión arterial sistólica a diez grados bajo cero.
Con tanto calor.
La combinación perfecta de las nueces y el yogur natural
o
el pelo negro y las sábanas blancas.


Cuántas veces te sorprendí buscando música debajo de la cama,
huyendo del ruido.

Cuántas veces me sorprendí enamorándome de ti, sorbiendo esa sopa de pescado que comíamos en el bar de abajo los domingos trasnochados.

Cuántas ganas.