Las lágrimas llenas de piedras
como aquella enfermedad del corazón.
La tensión arterial sistólica a diez grados bajo cero.
Con tanto calor.
La combinación perfecta de las nueces y el yogur natural
o
el pelo negro y las sábanas blancas.
Cuántas veces te sorprendí buscando música debajo de la cama,
huyendo del ruido.
Cuántas veces me sorprendí enamorándome de ti, sorbiendo esa sopa de pescado que comíamos en el bar de abajo los domingos trasnochados.
Cuántas ganas.
2 comentarios:
Las que yo tengo de volver a leerte
Cuántas ganas,
e ir a buscar a ningún lado todos los encuentros,
y pasar por delante de tu casa
y olvidar y obviar
que el tiempo ha pasado,
y seguir adelante
y estadios del espanto
dónde te encuentro ahora?
dónde te han encerrado?
Publicar un comentario