miércoles, diciembre 14, 2005

versos de carpeta

ya lo sé, nunca maduro y nunca maduraré. Hoy me he dado cuenta de ello cuando fingía volar sobre el bordillo de la acera mientras tarareaba tras mi bufanda la canción que marcó mi día.
No, mis palabras no suenan duras, ni calan, ni llegan a tu pensamiento activando tu capacidad de reflexión.
Mis palabras no suenan a libro ni a poesía, sólo a los primeros desamores y amores, a esas estupideces comparables al primer suspenso o las primeras lágrimas.
Mis palabras, quizás no te sirvan, pero son fruto de mi mala o buena inspiración, y eso, en función de qué críticas es arte...
Y yo aún espero los críticos benevolentes

1 comentario:

Clifor dijo...

Querida Laura. Habría dado cualquier cosa por tener la capacidad que tienes a mis 17 años. Cualquiera. Yo por entonces practicaba el soneto y la copia deliberada de letras de Los Suaves.

Yo siempre tuve gente que me decía qué bueno eres. La mantengo. A todos nos encanta que nos lo digan. Pero como realmente se aprende es leyendo mucho y recibiendo palos. Superándote.

A mis 22 años estoy definiendo un estilo hosco, duro, profundo, que mata más que hiere. Eso es trabajo, pero también es inspiración y cariño.

¿Qué quiero decir? Que tus palabras no son huecas en absoluto. SOn jóvenes, pero no quiero que se pierdan en el tiempo porque tienes un algo, que hará que mañana, te mire a los ojos y te lame poeta.

Poetas hay muy pocos.
David